Este curso estamos centrados en la autorregulación que es la capacidad de ajuste autoconsciente de nuestro cuerpo durante la práctica de yoga.
¿Cuáles son los objetivos de la autoregulación?
- Desarrollar una práctica más saludable para poder desenvolvernos en nuestro día a día con mayor libertad.
- Aprender a practicar sin esfuerzo. Para que el cuerpo se pueda expresar como un todo vibratorio debemos recuperar un estado natural, relajado, consciente y equilibrado.
- Cultivar una continua autoobservación (Svadhyaya en sánscrito). A través de la calidad de la escucha interna surge una sensación de totalidad o Unidad.
- Desarrollar una mayor conciencia corporal y psicosomática. Toda ausencia de sensación corporal es una fuente de desorden que se observa a nivel psíquico y a nivel corporal. Por eso decimos que una de las principales funciones del yoga es crear un orden y una coherencia internos. Se trata de aprender a distinguir entre las sensaciones placenteras y las sensaciones desagradables. Por ejemplo, en relación a las sensaciones desagradables, no son lo mismo la sensación de rigidez, de tensión o de dolor. La sensación de dolor es una señal de advertencia, un mensaje creado por el Sistema Nervioso que alerta de que algo peligroso ha ocurrido en alguna parte del cuerpo y lo interpretamos como un aviso para protegernos adaptando la práctica. Al hacernos conscientes del cuerpo y la respiración dificultamos los automatismos que conllevan siempre un proceso de desequilibrio en el cuerpo y en el S.N. La fase final de esos automatismos es la enfermedad que procuramos prevenir. También nos hacemos conscientes de los efectos nocivos del estrés con su alta concentración de cortisol en sangre y su repercusión en la pérdida de elasticidad e hidratación del tejido conectivo.
PRÁCTICA durante el primer trimestre del curso:
Centramos nuestra atención en las principales estructuras inferiores del cuerpo: Pies, piernas, el conjunto pelvis, caderas, sacro y sus relaciones con el resto del cuerpo.
Por efecto de la gravedad y del peso corporal, las caderas están sometidas a importantes presiones. Por eso realizamos secuencias de movimientos y posturas para desarrollar una práctica de estiramiento, reforzamiento muscular y amplitud de los movimientos de las caderas. Aligerarlas y darles mayor libertad permitirá transmitir de forma más equilibrada el peso que viene de la columna vertebral y así distribuirlo equitativamente a las piernas y a los pies si tenemos una buena alineación y no hay ninguna disimetría o acortamiento de una de las piernas.
Trabajamos la conciencia de la báscula de la pelvis para respetar la curvatura natural fisiológica de la región lumbar que se llama lordosis, evitando reducir esa curva natural en cuyo caso hablaríamos de una pérdida de curva o curva rectificada y evitando también un exceso de esa curvatura natural que nos llevaría a hablar de una hiperlordosis. Uno de los síntomas más característicos de la hiperlordosis o curva lumbar acentuada es el dolor en la parte baja de la espalda por la compresión de las articulaciones posteriores de la columna. Dicha compresión puede llevar al desarrollo artrósico vertebral y, con ello, al posible pinzamiento de las raíces nerviosas. Otros síntomas están relacionados con las molestias provocadas por la contracturación de la musculatura erectora de la espalda por eso insistiremos en su elongación y proyección durante la práctica. Así pues, en relación a la pelvis, para recuperar una posición neutra o natural en el caso de la hiperlordosis estiraremos aquellos músculos que fijan la pelvis en anteversión y después tonificaremos la musculatura transversa del abdomen para estabilizar la región lumbopélvica en una posición más equilibrada.
Entre las causas de esa hiperlordosis lumbar o exceso de curvatura encontramos la obesidad, el uso de tacones, la hipertrofia de los músculos erectores de la columna, la hipertrofia o acortamiento de los músculos flexores de la cadera como el psoas ilíaco, el cuádriceps etc…
A nivel simbólico energético, en la zona de la pelvis y, más concretamente, en la parte posterior, entre el sacro y la primera vertebra lumbar, encontramos el segundo centro energético o chakra Svadisthana que significa del sánscrito el propio lugar o la morada del Ser. Este centro energético está asociado al elemento agua, al color naranja, al sentido del gusto, a la sensibilidad, a la creatividad, al placer, a la sensualidad y a la energía vital con nuestra capacidad de relacionarnos con los demás. Un bloqueo de éste centro por ejemplo se puede manifestar en la falta de ternura o de contacto corporal. Por eso no concebimos la pelvis como un bloque rígido si no como una estructura viva, fluida y adaptable para moverse según lo requiera cada momento.
Durante la relajación al final de la clase conectamos con la vibración del color naranja como una luz brillante expandiéndose por nuestro cuerpo iluminándonos internamente y revitalizándonos sintiendo el sutil y constante fluir de nuestro cuerpo pulsando a través de la respiración, de los fluidos, de los impulsos nerviosos, de los movimientos peristálticos, del ritmo del corazón…
CITA INSPIRADORA
“Dormí y soñé que la vida era alegría. Desperté, y vi que la vida era servicio. Serví, y vi que el servicio era alegría.”
Rabindranath Tagore
Namasté,
Eva Domènech